viernes, 22 de febrero de 2019
miércoles, 20 de febrero de 2019
domingo, 10 de febrero de 2019
El 14 de febrero, el sindicalismo combativo sale a ganar las calles
Marcha de Congreso a Plaza de Mayo contra los despidos, los tarifazos y la reforma laboral y por el salario.
La mesa del Plenario del Sindicalismo Combativo y otros sectores en lucha, se reunieron para ultimar la organización de las resoluciones votadas en el encuentro del 28 de enero.
Recordemos que aquel día las numerosas representaciones sindicales que desbordaron la sede del SUTNA (entre las que se contaron delegaciones de todos los conflictos importantes del momento: Interpack, Nidera, Pilkington, Siam, Sport Tech, el INTI, Belgrano Norte) acordaron llamar a una gran jornada nacional de movilización el 14 de febrero, en rechazo a los tarifazos, la ola de despidos y la tentativa de avanzar con la reforma laboral.
La convocatoria a ganar las calles – junto a la campaña de pronunciamientos y de agitación – busca sacudir la parálisis escandalosa de las centrales obreras. Como resalta el documento que se aprobó, “mientras Macri no da tregua al pueblo, los dirigentes sindicales, tanto los de la CGT como los de la CTA, solo buscan acomodarse en alguna lista electoral de la supuesta oposición patronal y nos piden a los trabajadores esperar hasta fines de 2019”.
El paro general que Moyano sugiere “para abril o mayo” o que el ex triunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid, propone “empezar a organizar”, debe ser ahora, cuando las patronales y el Gobierno redoblan su embestida y no según el calendario electoral, como explícitamente aconsejó Hugo Yasky. Por otro lado, la llegada de un nuevo parito de 24 horas es para descomprimir. Nuestros planteo es antagónico: paro activo de 36 horas, plan de lucha hasta la huelga general para derrotar la política de Macri, el FMI, las patronales y los gobernadores.
Sigue la sangría
Los conflictos contra los despidos y los cierres que - mediante movilizaciones, acampes y ocupaciones – lograron, pese a su aislamiento, instalarse en el escenario sindical, demuestran que en la base del movimiento obrero existe una voluntad combativa. Además, la docencia de CABA, con ADEMyS (integrante del PSC) jugando un rol relevante, logró frenar el cierre de escuelas nocturnas y probar que es posible hacer retroceder al Gobierno.
Por eso, un aspecto central de la iniciativa del PSC es rodear de solidaridad a todas las expresiones de resistencia contra el ajuste. Se aprobó apoyar una agenda de actos, cortes y festivales, por los despedidos en Siam, en Puente Pueyrredón; a los Tribunales de San Isidro contra los desafueros a directivos del SUTNA; por la reincorporación de los despedidos en Pilkington, etc.
En las dos semanas transcurridas desde el encuentro, la estadística de cierres, suspensiones y despidos no para de crecer. La decisión de la patronal textil VF Corporation, que maneja las firmas Wrangler y Lee, de dejar de operar en Argentina; la quiebra fraudulenta de Criave con más de 200 despidos; el cierre de la planta impresora del Diario La Nación; los despidos de Editorial Atlántida; las 500 suspensiones en fábrica de tractores Pauny y los 300 despidos anunciados en Tecpetrol, la petrolera de Paola Rocca, como represalia por la quita de subsidios, son solo ejemplos conocidos.
A esto se suma el Recurso Preventivo de Crisis que Madanes Quintanilla, el dueño de Fate (y Aluar) presentó en estos días, que podría implicar cientos de despidos. Este ejemplo es ilustrativo porque, tal como denuncia el SUTNA, es una maniobra de parte de una empresa que la “juntó con pala” y que ahora aprovecha el contexto de derrumbe industrial para avanzar con una reestructuración contra los trabajadores. ¡Es lo que hacen todas las patronales!
No esperan la Reforma Laboral prometida por el Gobierno sino que salen a imponerla “de hecho”, valiéndose de la desarticulación sindical que resulta de la recesión económica y la postración de la burocracia.
La estrategia del kirchnerismo (y de todo el arco “opositor” que se agrupa en espacio del 21F y el Frente Sindical para un Modelo Nacional) quedó plasmada en ese video del inefable Guillermo Moreno instando a los empresarios a “apretar los dientes y aguantar” hasta que vuelva a gobernar el PJ. En lugar de denunciar las maniobras empresarias, las apaña, victimizando a las patronales y colocándolas en un mismo campo “anti-macrista” junto a los trabajadores.
La movilización que el sindicato del neumático convocó a la Secretaría de Trabajo, que también fue acompañada por el PSC, para rechazar la tentativa empresaria preanuncia un largo y fuerte enfrentamiento. La marcha del 14 deberá contribuir a difundir esta denuncia y a preparar el apoyo activo a los trabajadores de Fate, del mismo modo que será un factor de impulso al No Inicio de clases junto a los gremios docentes y los sindicatos de la Conadu-Histórica.
La ruta de la reforma laboral por sectores
El otro gran campo de choque será el ensayo de modificación de los convenios colectivos, que ya se ha puesto en marcha en textiles, metalúrgicos, camioneros, navales y aeronáuticos. En esto, una fracción de la burocracia sindical se apresta a actuar, no ya como un freno a la lucha sino directamente como un cómplice activo del Gobierno. El flamante Consejo Asesor del Trabajo que el ministro Dante Sica nombró para asesorarse sobre la implementación de las reformas es presidido por Julio Simón, un ex camarista del Trabajo vinculado al gastronómico Luis Barrionuevo y al sindicato metalúrgico UOM. Aunque Héctor Daer lo niega, algunos medios adelantan que podrían sumarse también representantes de Los Gordos.
La flexibilización esclavista del gremio textil que acaba con la jornada laboral mediante el “banco de horas”, cuotifica vacaciones y aguinaldo, terminando con las mìnimas conquistas, ha fracasado no por la resistencia de la burocracia, sino por la oposición de un sector patronal que evalúa que siguen quebrando igual si no hay un cambio de otras variables económicas como tasas, importación, caída del consumo. Esto a pesar de que en textiles el mínimo no imponible de cargas sociales fue elevado a $17000, casi eliminando el aporte a la seguridad social del sector.
La centroizquierda y el Papa, tomaron nota
Luego del llamado a la movilización del 14 de febrero, surgida del encuentro del PSC, se conoció una convocatoria de la CTA del "Cachorro" Godoy junto a la CTEP, un sector de Barrios de Pie, la CCC, a marchar un día antes, el 13 de febrero, por una “paritaria social.
La jornada, se limita a reclamar medidas de auxilio ante la emergencia. No traza ninguna perspectiva de continuidad, son parte del mecanismo de la contención que asegura la gobernabilidad, como lo explicó el propio Grabois, representante del Papa en los movimientos sociales.
Sumar a todos
Entre las delegaciones que estuvieron presentes el 28 en el SUTNA se contó a dirigentes del Sindicato Aceitero y delegados de Cofco (ex Nidera), cerrada por decisión del Estado chino, su actual propietario.
Los aceiteros mantienen un acampe y están discutiendo la oportunidad de medidas de lucha según informaron. Razón de más para ser parte de la marcha del 14, que es la única que levanta entre sus reclamos principales el triunfo de las luchas actuales, en particular, el de los trabajadores de Cofco: ¡vamos por la reapertura de la planta, la defensa de los 195 puestos de trabajo y de todas las conquistas internas!
Además de los sindicatos que ya han adherido: el SUTNA, AGD-UBA, UF Oeste, ADEMyS y AMSAFE-Rosario, varias empresas en lucha y una cantidad de juntas y comisiones internas de la Alimentación, Graficas, metalúrgicas y estatales, otros sectores están debatiendo sumarse y replicar la marcha en varias provincias como Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Santa Cruz, Neuquén.
El cronograma de acciones se anuncia el lunes 11, a las 12 horas, en una conferencia de prensa que se realizará en la sede central de sindicato del neumático.
Por
Miguel Bravetti y
Donald Schiffmacher
jueves, 7 de febrero de 2019
Interpack: la nueva etapa de una lucha histórica
La asamblea de Interpack resolvió levantar, con un acto, el acampe que desde hace 64 días se mantiene frente a la planta como parte del plan de lucha contra los despidos en el taller.
El final de la conciliación obligatoria (que por un artilugio jurídico se extendió durante un mes) cerró otra etapa del conflicto; aunque con escasos avances, en especial, en el tema de fondo: cada parte ratificó su posición sobre los despidos.
Sólo se pactó la desvinculación de tres compañeros con un 135% de indemnización y, como contraparte, el retiro de las causas penales y civiles, más el pago de algunas sumas adeudadas. Es importante destacar que estos arreglos se dieron en el marco de la negociación general; es decir que pese al “acoso” telefónico que sufrieron los despedidos por parte de la oficina de personal, nadie se cortó solo.
Otros puntos no prosperaron – una propuesta económica para compensar el mes de diciembre y un mayor porcentaje en las indemnizaciones – ya que la empresa lo condicionó a un acuerdo global. Pero la amplia mayoría, siete de los once, concluida la conciliación, iniciaron ya una demanda de reinstalación por vía judicial.
Interpack y La Nación
Las desvinculaciones y el levantamiento del acampe responden a una valoración de conjunto del conflicto: luego de 33 días de toma, movilizaciones multitudinarias, un bloqueo a la planta 2 y la permanencia en los portones, las acciones gremiales circunscriptas a la empresa son insuficientes para torcer el brazo a la patronal.
No hay duda que ésta es la lucha fabril más profunda del último tiempo. Una ocupación – con la planta de producción y la administración bajo control total de los obreros – por más de un mes, en defensa de once trabajadores, contrasta como el día y la noche con la mayoría de los conflictos actuales. Por caso, la derrota, prácticamente sin lucha, que la burocracia ongarista les impuso a los gráficos de La Nación. (El cierre del taller no dio lugar a una sola medida del gremio. La explicación de un directivo del sindicato, en la puerta de la Secretaría de Trabajo – “no se puede hacer nada” – concentra en cinco palabras toda la impotencia de los que prometieron encabezar la “resistencia con aguante”).
La defensa de una organización
La ocupación de Interpack fue preparada por una larga historia de organización que atravesó todo tipo de luchas, incluyendo una primera toma en el 2007 y una huelga de 18 días exigiendo que la patronal cubra los puestos vacantes por jubilaciones (en cuatro años, se produjeron casi 40 bajas por esta causa. Luego de apelar sin éxito a todo tipo de ardides para quebrar la estabilidad, la patronal optó por “dejar pasar el tiempo”).
Lo insólito es que un colectivo de trabajadores, que quedó muy reducido, sostenga semejante pulseada contra un Grupo empresario poderoso, que se apoya en todos los recursos estatales existentes, y que al cabo de dos meses haya logrado defender – e incluso reforzar – su organización, que es lo que realmente está en juego.
Esa reserva combativa no es suficiente para alterar la relación de fuerzas actual, considerando el aislamiento de resto del el gremio y en particular de las otras empresas del Grupo Zupan, en manos de la burocracia. El límite de esta lucha lo impone, por ahora, la falta de desarrollo de la situación general, que a su vez es el resultado de la política de postración de las burocracias sindicales de la CGT y de la CTA. La asimilación de estas conclusiones será una clave para encarar el capítulo inmediato.
Un resultado judicial favorable podría ser un punto de apoyo para nuevas acciones. Sin depositar un gramo de confianza en la Justicia patronal, hay que considerar que la prueba que existe para tipificar los despidos como “persecutorios” se refuerza por la cercanía de la elección interna, que la patronal espera “ganar”. Es la próxima batalla a librar.
Por lo tanto, el balance provisorio del conflicto es combinado: se mantienen los despidos y el eje de la lucha por la reincorporación se desplazó transitoriamente hacia un campo patronal – la Justicia. Pero la organización de la planta está en pie y el activismo, ya numeroso y curtido, incluso se acrecentó. La ocupación sacudió el “estancamiento” de varios años, luego de las derrotas de la huelga del 2015 y del lockout de tres meses del 2016.
El acampe
El acampe fue, sin dudas, una escuela de formación política (con charlas, curso y actividades culturales permanentes) y de confraternización de los trabajadores de Interpack con otros sectores en lucha, pero en especial con la militancia del Partido Obrero (de la UJS y del Polo), que realizó un gigantesco esfuerzo para contribuir a su sostenimiento.
La identificación del conflicto con el PO, de lo que tanto se quejan la patronal y sus adláteres, nada tiene que ver con una “aparateada”; es una genuina experiencia de colaboración y lucha común, que otras fuerzas políticas (en particular el kirchnerismo del sindicato y del gobierno municipal, al que recurrimos buscando una mediación) ignoraron.
La consolidación de algunos militantes, el reingreso de otros y la conquista de nuevos activistas, al partido de la clase obrera, es la real medida del éxito de nuestra orientación. La lucha continúa.
Por Miguel Bravetti
miércoles, 6 de febrero de 2019
lunes, 4 de febrero de 2019
Suscribirse a:
Entradas (Atom)