jueves, 8 de febrero de 2018

¿Qué es un congreso de bases?



La nueva situación política que resultó de las jornadas de diciembre nos ha llevado a plantear el Congreso de Bases de la CGT, la CTA y todos los sindicatos, como consigna de intervención inmediata. No sólo destinada a una propaganda estratégica o de largo alcance en la lucha por una nueva dirección del movimiento obrero, sino para difundirla entre todos los trabajadores y para realizar una campaña política en la vanguardia obrera.

El choque entre la base del movimiento obrero y la dirección de la CGT que se produjo el 18 de diciembre fue tan manifiesto que ha producido de manera indirecta la virtual fractura de la CGT unificada. Un ala colaboracionista y otra que toma distancia con el gobierno, para negociar y contener desde otro lugar.

El pacto Macri-CGT estalló junto con el Triunvirato. La CGT no pudo garantizar el apoyo a la reforma laboral y Macri y Peña tuvieron que eludir las sesiones extraordinarias que habían prometido al conjunto de la burguesía con ese eje. Intentarán imponerla por otros medios, pero estamos ante un nuevo cuadro. La crisis del PJ, en el que se referencian las alas de la burocracia sindical, conoce también una nueva situación.

El Partido Obrero se plantea el progreso de un movimiento por el paro activo nacional y un plan de lucha que a su turno pueda derrotar al gobierno y su ajuste con el método de la huelga general. Son las tareas que han quedado planteadas tras las jornadas de diciembre y que hoy hacen más urgentes todavía las ocupaciones, luchas y movilizaciones contra los despidos masivos como en el INTI o el Turbio, en Ferrobaires o en el Ingenio San Isidro. Es decir, promovemos la irrupción masiva de la clase obrera en escena, como lo sugirieron las jornadas de diciembre en forma incipiente.

La unión del movimiento obrero

Hay una nueva disposición de lucha de la clase obrera e incluso el apoyo de sectores populares como se vio en el gran cacerolazo de la noche del 18. Pero cómo organizar la reacción de conjunto ante los obstáculos que pone la burocracia sindical. Partiendo de la base que sólo podríamos viabilizar una acción de conjunto del movimiento obrero a través de los sindicatos, se nos plantea el problema de abrir un rumbo para remover el obstáculo que significa la burocracia sindical.

La burocracia sindical opera activamente en la contención del movimiento obrero desde la fragmentación. Dos CGT en ciernes y dos CTA. Por otro lado sindicatos que no están en ninguna de esas cuatro centrales.

La primera y gran virtud de nuestro planteo es que ofrece un camino para unificar al movimiento obrero en su conjunto sobre nuevas bases: democracia sindical e independencia del Estado y de la patronal. Las distintas fracciones de la burocracia representan camarillas de negocios entrelazadas con sectores empresariales, con barrabravas y con punteros más o menos encumbrados del PJ.

Esto es así, pero la fragmentación ofrece también canales parciales de movilización e intervención al activismo, debilita los muros de contención, lo cual debe ser explotado por el clasismo para hacer progresar los intereses generales de los trabajadores. Es lo que haremos en las convocatorias del 15 y 21 de febrero, con ATE y CTA Autónoma y con Camioneros y otros gremios, respectivamente.

Un congreso de bases, donde los delegados de los sindicatos no son nóminas de listas sábanas de los clásicos confederales cegetistas o ceteaistas, sino compañeros votados en asambleas con mandato y programa preciso, rompe la regimentación y el ahogo de las energías de lucha y expresa el verdadero pensar y sentir de los trabajadores. Las distintas corrientes se pueden expresar. Pone arriba de la mesa un método para resolver la contradicción que nos atraviesa por décadas de peronismo sindical y aún de centroizquierda sindical, que es el repudio a los dirigentes sindicales que no nos representan a los trabajadores, sino que son correas de transmisión del régimen patronal al interior del sindicalismo. La corruptela sindical es un aspecto de este carácter de la burocracia sindical. Está alimentada por la patronal y por ello jamás podría combatirla un gobierno patronal. Al contrario, todos se han valido de ella, desde Alfonsín hasta el macrismo pasando por el kirchnerismo..

De manera que el Congreso de Bases no pretende borrar a los sindicatos ni borrar las necesarias direcciones de los sindicatos. No es “basismo”. Al contrario, se trata de promover representantes directos que abran el rumbo hacia nuevas direcciones.

Método

¿Se trata de un objetivo de alcance inmediato? No, pero la evolución de la lucha de clases puede acelerar su vigencia. Además implica un método que incluso tiene rica tradición en distintas provincias y momentos del movimiento obrero. Hemos tenido congresos de delegados importantes en Neuquén, Santa Cruz, en Mendoza, en el Cordón Industrial de Rosario. Es decir que se trata también de un método de aproximación que permite reunir y madurar fuerzas del movimiento obrero y popular y que hoy vuelve a estar a la orden del día alrededor de las grandes luchas parciales.

El sindicalismo clasista, a su vez, ya practica el método. Cuando el Sutna o AGD resuelven sus paritarias, mandatos y paritarios en asamblea, cuando lo hace Adosac, Aten, los Sutebas combativos, el Sitraic y tantos sindicatos docentes, el método está en acción. Los delegados de ese sindicalismo a un congreso de bases bien podrían ser sus propios dirigentes, porque ya son una dirección de bases.

Llamamos a todos los cuerpos de delegados honestos a debatir esta perspectiva. Un congreso de este tipo, iniciaría un método de elevación de toda la clase obrera y la prepararía como alternativa política y por lo tanto de poder. De hecho involucraría a los trabajadores en un debate no solo de sus reivindicaciones, sino en la salida a la crisis de manera tal que la paguen los capitalistas.

Néstor Pitrola

jueves, 1 de febrero de 2018

INTI, RÍO TURBIO, FANAZUL, POSADAS, INGENIOS DEL NORTE...


Por el triunfo de todas las luchas
Paro activo ya y plan de lucha

Luego de las masivas jornadas de diciembre contra la reforma previsional, la resistencia de los trabajadores contra la ofensiva capitalista va escribiendo nuevos capítulos.

Desde los ingenios azucareros del norte del país hasta los mineros de Río Turbio en Santa Cruz, la lucha contra los despidos se va transformando en una bandera nacional.

Lo prueba, también, la masiva ocupación del Inti, la pueblada en favor de los trabajadores de Fabricaciones Militares en Azul y la lucha del Hospital Posadas.

A la cabeza de los despidos está el propio gobierno, que busca superar el empantanamiento de su política económica con nuevas agresiones a los trabajadores.

Es el mismo gobierno que quiere imponer una paritaria a la baja del 15%, cuando todos descuentan que la inflación superará cómodamente ese porcentaje.

Y que insiste con la reforma laboral, para eliminar conquistas históricas de los trabajadores e imponer la precarización generalizada.
La tarea del momento es movilizarse por el triunfo de las luchas en curso. Si triunfan el Inti, Fanazul, el Turbio y el Posadas se abre una nueva situación política que tendrá a los trabajadores al frente.

Para eso es necesario convocar de inmediato un paro activo nacional y un plan de lucha, contra los despidos, la reforma laboral y en defensa del salario.

Sin embargo, la CGT y la CTA, así como la inmensa mayoría de las direcciones sindicales, le dan la espalda a estas luchas. Un sector de la CGT, incluso, ya se ha anotado para insistir con la reforma laboral pactada con Macri.

El sector que se reclama opositor, con Moyano a la cabeza, convoca una movilización para el 22 de febrero, como si los trabajadores que están ocupando sus lugares de trabajo pudiesen esperar un mes. Se trata de una movilización acotada, sin paro, cuya estrategia es la unidad del pejotismo que ha acompañado las principales leyes del macrismo.

Llamamos a movilizarse por el triunfo de las luchas en curso, y a multiplicar el reclamo del paro activo nacional y el plan de lucha.
Es una política que debe envolver al conjunto de las organizaciones obreras, mediante la convocatoria a un Congreso de Bases para que los trabajadores debatan un plan de lucha y un programa de salida a la crisis.