viernes, 28 de julio de 2017

Reforma laboral: Aquí la podemos parar

 

Apenas conocida la sanción de la reforma laboral brasileña, los principales medios de comunicación salieron a reclamar una reforma similar.
 
El diario La Nación destaca que “los acuerdos individuales entre un trabajador y su empleador, y los acuerdos por empresa prevalecerán sobre los convenios colectivos por actividad”. Señala que se ha creado la figura del “trabajador autónomo exclusivo, una suerte de monotributista que puede prestar servicios para un único empleador, sin estar atado a un vínculo laboral permanente”. Y la figura del trabajador "hipersuficiente": los empleados “podrán pactar libremente con las empresas su jornada laboral, el fraccionamiento de sus vacaciones y otras condiciones de trabajo”.
 
Además, la nueva legislación brasileña regula el teletrabajo y crea el llamado "contrato intermitente", por el cual “un trabajador podría permanecer a disposición de su empleador sin brindar una contraprestación laboral y sin garantía de recibir un salario mínimo ni de horas de trabajo. Autoriza también la posibilidad de una jornada laboral de 12 horas con 36 horas de descanso entre dos jornadas de trabajo”.
 
Otro aspecto importante es que elimina la obligatoriedad de que los despidos colectivos sean negociados con los sindicatos. Por otro, se reduce en un 30 por ciento el costo de la indemnización por despido. Finalmente, “se busca limitar los juicios, al resolverse que los trabajadores… tengan que probar que no pueden hacer frente al costo de una demanda para poder iniciarla en forma gratuita”.
 
Unión nacional
 
El legendario diario mitrista marca una agenda que es patrimonio común del conjunto de la clase capitalista. Señala que cualquiera sea el juicio que merezcan dichas normas laborales, el cambio es inevitable, como resultado de la “interdependencia” que tiene la Argentina con los países vecinos, en particular con Brasil. El Mercosur es utilizado como instrumento para alentar una competencia ruinosa y la precarización entre los trabajadores de ambos países.
Al editorialista no se le escapa que semejante paquete sólo puede pasar sobre la base de un acuerdo entre los principales bloques políticos. “Es menester que el gobierno nacional y las principales fuerzas de oposición analicen detenidamente no sólo el proceso de reforma laboral en el que se ha embarcado Brasil, sino también las razones que han llevado al vecino país a tomar semejante rumbo”. Se empieza a maquinar una "unión nacional," que se procura dé sus frutos después de las elecciones. “Para aprobar una reforma laboral, Macri deberá acordar con el peronismo" (Infobae, 21/7).
 
La oposición
 
Massa se cuidó muy bien de denunciar la reforma brasileña y los anuncios del gobierno de hacer lo propio en la Argentina una vez finalizados los comicios. El Frente Renovador plantea una política de promoción para las pymes que, entre otras cosas, promueve la reducción de las cargas sociales y, con la excusa del empleo joven, la promoción de pasantías, con sueldos y condiciones de trabajo por debajo del convenio.
 
Cristina Kirchner, a su turno, tampoco se ha pronunciado contra la reforma laboral. Plantea “prohibir los despidos por un año” mientras se hace la distraída y deja pasar la ola de despidos y cierres en curso. Habla de una “emergencia laboral” cuyos términos son difusos. No olvidemos que el kirchnerismo dejó un tercio de los trabajadores en negro y la mitad de la población precarizada con un salario promedio de un 40% de la canasta familiar y el impuesto al salario para los que se arrimaban a esa canasta. Los K fueron parte activa en el aliento de las tercerizaciones, empezando por las concesiones del Estado (¡ferrocarriles!). En 2015, por iniciativa de Cristina, se aprobó un blanqueo laboral, que ya contiene algunas de las cláusulas que ahora el macrismo pretende profundizar. Con el pretexto de mejorar el empleo registrado, se rebajaron las cargas patronales, agravando el desfinanciamiento de la Anses. Este enorme subsidio a los empresarios no sirvió, sin embargo, para mejorar la ocupación. Una vez más, quedó demostrado que la crisis no se origina en el costo laboral, sino en la gestión capitalista de la economía y sus contradicciones insuperables. La reducción de los costos laborales no revirtió las tendencias recesivas sino que terminó agravando sus efectos. Cristina no está dispuesta a sacar los pies del plato y a rebelarse contra la clase social de la cual ha sido tributaria durante su mandato.
 
Si hay algo que retrata la complicidad del arco opositor es la conducta que vienen teniendo frente a los conflictos que están sacudiendo el país. La burocracia sindical, vinculada con los diferentes bloques patronales, viene sosteniendo una tregua con el gobierno y desangrando las luchas. Cristina es la que exhortó a la CGT a diferir cualquier iniciativa de movilización para después de las Paso.
 
En la unión nacional que se está maquinando para después de las elecciones no sólo entran las cámaras empresarias, sino las centrales sindicales. La reforma a la baja de los convenios colectivos de petroleros, lecheros y marinos mercantes, la instauración del presentismo entre los estatales, los acuerdos de flexibilidad en el Smata, todos ellos, bendecidos por la burocracia sindical y la reforma reaccionaria de las ART, aprobada por los bloques de la oposición, son anticipos del cambio de la legislación que se prepara.
 
Estamos en presencia de una agresión estratégica. La clase obrera argentina debe tomar nota de este hecho, impulsar los combates que ya están curso y preparar los que van a venir. Aquí, en nuestro país, podemos parar la reforma laboral. Una derrota del gobierno y sus socios del ajuste será un paso fundamental para abrir paso a una salida política de los trabajadores a la crisis nacional.
 
 
Pablo Heller
 

jueves, 20 de julio de 2017

Brasil: La reforma laboral es una agresión estratégica a los trabajadores



La reforma laboral produjo la satisfacción del conjunto de la clase capitalista. Establece el pago por debajo del salario mínimo y jornadas laborales de hasta 12 horas, consagra la preeminencia de los convenios por empresa por encima de los convenios colectivos de la industria, autoriza a tercerizar la actividad principal de la empresa y precarizar los trabajos, obliga a las mujeres embarazadas y lactantes a trabajar en lugares insalubres, habilita pagar según productividad y eliminar las protecciones al trabajador. (Ver nota: Los puntos de la reforma)

Sin embargo, este monumental ataque no asegura que Temer salve su pellejo; algunos señalan que sería echado una vez que se  sancione  la otra gran asignatura: la reforma previsional. La ofensiva judicial es impulsada  desde el norte. La operación Lava Jato y las revelaciones de los hermanos Batista, fogoneadas desde Estados Unidos, han apuntado a quebrar la articulación industrial y financiera armada en torno de Petrobras y el sistema de contratos y concesiones otorgadas desde el Estado.

Odebrecht está haciendo un esfuerzo por salvar sus posiciones en Brasil, y procura  negociar -a cambio de las revelaciones- la continuidad de sus negocios. Pero una destitución de Temer desbarataría todos los arreglos hechos en el último año con las constructoras y empresas coimeras y Brasil asistiría a una enorme transferencia patrimonial entre capitales extranjeros y nacionales.

La condena de Lula

Algunos comentaristas destacan que la “coincidencia” entre el anuncio de la condena de Lula y la sanción de la reforma laboral apuntó a cambiar el foco de atención de la opinión pública. El cerco judicial contra el ex presidente refuerza la presión de la burguesía para que el PT no saque los pies del plato. Más allá de la denuncia encendida contra la amenaza de proscripción de su candidatura, el PT y la CUT no promovieron una movilización contra la destrucción de los derechos laborales. Ambas organizaciones jugaron un papel clave para que el paro del 30 de junio tuviera un menor alcance que el del pasado 28 de abril. En lugar de impulsar la huelga general y la acción directa, el planteo del PT es esperar a las elecciones previstas para finales de 2018. La consigna de “directas” ha quedado cajoneada. Lula incluso cuestionó la validez de las acusaciones que activarían el juicio político contra Temer.

Un retorno de Lula, sin una movilización política de gran alcance, es inviable; en especial para operar como contención. Sería una carta que la burguesía reserva en caso de desmadre.

Los desafíos

¿Cómo responde la izquierda a este impasse, en medio de un ataque estratégico contra la legislación laboral?

El PSOL ha conformado recientemente un “Frente Amplio” con el PT y otros nucleamientos, para reclamar elecciones directas inmediatas. Pero ha quedado pedaleando en el aire, pues el PT ha arriado esa bandera.

EL PSOL tiene la apariencia de un frente de izquierda, pero es un aparato que se encuentra al arbitrio de una camarilla parlamentaria de viejos dirigentes del aparato petista. No se puede hablar de un “partido de tendencias”, pues las tendencias no deciden ni determinan la orientación del partido. En la mayoría de los casos, los candidatos centrales han sido hombres y mujeres que han participado de gobiernos capitalistas (como Erundina, ex alcaldesa de San Pablo).

En las elecciones estaduales del año pasado, en el segundo turno, el PSOL cerró un acuerdo con el PMDB (el partido de Temer) en Belén (capital de Pará) y el candidato del PSOL, en Cuiabá (Mato Grosso), fue el procurador Mauro, un evangelista contrario al derecho al aborto y al casamiento gay, entre otros. Ha tenido siempre una fuerte influencia clerical, consentida por el arco izquierdista. El candidato del PSOL, en Río de Janeiro, Marcelo Freixo, hizo campaña con el planteo de que “sería absurdo demonizar al capital privado”.

Esta política no ha sido un obstáculo para la colaboración de las diversas corrientes de la izquierda “radical”. Tal es el caso del MES (enrolada en el MST argentino), que ha apoyado entusiastamente las candidaturas más reaccionarias del PSOL y recibido incluso apoyo financiero de la siderúrgica Gerdau. La CST, corriente afín a Izquierda Socialista de la Argentina, denuncia estas candidaturas, mientras las acompaña en las listas. El Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT-PTS) ha renovado el pedido de ingreso al PSOL. A este arco se ha sumado el Movimiento para una Alternativa Independiente (Mais), la fracción que rompió con el PSTU, favorable a una campaña por las ‘diretas’ con el PT. La supuesta “autonomía” para justificar la permanencia en sus filas sirve como excusa para desarrollar una complicidad política con un planteo y una dirección atada por toda clase de vínculos con las patronales y el Estado. El PSOL es, probablemente, la versión más derechista de los “partidos amplios” y “plurales’ que han fracasado en otras partes del mundo, como es el caso de la griega Syriza.

Congreso de bases

La cuestión inmediata de derrotar las reformas previsionales, laborales y fiscales -y dar continuidad a las dos huelgas generales últimas-, que amenazan socialmente al conjunto del movimiento obrero, plantean la necesidad de un congreso de bases de la CUT y Conlutas. Es necesaria una campaña de agitación en esta dirección y promover, al mismo tiempo, congresos regionales o por sindicatos y plenarios de activistas, para romper la atomización obrera que promueven el Estado y sus partidos. Tomada en su conjunto, la situación brasileña se encamina hacia crisis aún mayores que las que han tenido lugar hasta ahora. Son una oportunidad para impulsar movilizaciones de masas que pongan fin al régimen existente.

Pablo Heller

miércoles, 19 de julio de 2017

Reforma laboral negrera en Brasil: a Macri le gusta esto

 

Jornadas de hasta 12 horas, tercerización, trabajo precario, abaratamiento de despidos y la liquidación de la negociación colectiva.
 
La reforma laboral, auspiciada por el golpista Michel Temer, que acaba de aprobar el parlamento brasileño significa un retroceso de características históricas para la clase obrera del país vecino. 
 
Consagra un régimen de superflexibilización, dando “valor legal a los acuerdos negociados por sector o empresas aunque no se ajusten a la normativa vigente” (Página/12, 11/7). En base a esto, se habilitarían jornadas laborales de hasta 12 horas, la reducción del intervalo entre las jornadas y que las vacaciones anuales sean divididas hasta en tres veces. El asunto llega al punto de revocar los 15 minutos de descanso antes de las horas extra para las mujeres y de habilitar la negociación de los horarios de almuerzo (!).
 
También se prevé una ampliación de la tercerización; se introduce la ‘jornada intermitente’, con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual; se elimina el pago de las horas de desplazamiento
 
La liquidación de la capacidad de negociación colectiva está en el centro de la reforma. Se habilitan acuerdos por sector, se retira la obligación de negociar con sindicatos despidos colectivos y se crea una comisión de representantes de los empleados para negociar directamente con la empresa. También vuelve más costoso y dificultoso el acceso a la Justicia del Trabajo y limita los valores para indemnizaciones.
 
La reforma fue impulsada por Temer y por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, de acuerdo al libreto escrito por la Confederación Nacional de la Industria (CNI), la Confederación Nacional de Agricultura (CNA) y la Federación Brasileña de Bancos (Febraban).
 
Con Temer en la picota, en medio de la discusión en Diputados sobre su posible suspensión para ser sometido a una investigación por corrupción y niveles de rechazo popular inéditos, sus posibles sucesores –empezando por el jefe de la Cámara de Diputados, el conservador Rodrigo Maia–declararon su compromiso a fuego con la reforma. El ataque a las condiciones laborales –junto a la reforma previsional en trámites y al congelamiento del gasto público por 20 años, votado el año pasado– es una prioridad para la burguesía brasileña.
 
La burocracia, entregada
 
El PT protagonizó una puesta en escena durante la votación en la Cámara Alta, cuando ha permitido el avance del ajuste del gobierno golpista. Mientras la reforma laboral se discute desde noviembre, la CUT –central sindical vinculada al partido de Lula–, se limitó a convocar a paros aislados sin ninguna perspectiva. Su horizonte está puesto en el 2018.
 
Por su parte, la otra central mayoritaria, la amarilla Fuerza Sindical, directamente se bajó del último paro general y agachó la cabeza frente a la reforma, a cambio de algunas prebendas.
 
La lucha contra el gobierno ajustador y sus avanzadas le plantea a la clase obrera brasilera una acción independiente, sacándose el lastre de la burocracia sindical.
 
Alerta, trabajadores argentinos
 
Ámbito Financiero tituló: “La reforma laboral de Brasil acelera el cambio de rumbo en la Argentina”, en un artículo donde anuncia que Macri prepara “una reforma de cuño flexibilizador, con foco en las cargas sociales, el empleo joven y en convenios colectivos que la Casa Rosada y el Ministerio de Hacienda consideran disfuncionales al cambio de régimen económico que se busca” (14/7) para después de octubre. 
 
Los capitalistas locales ya han aseverado que la reforma en Brasil atiza la necesidad de una similar en Argentina. De esta manera, "el Mercosur se convierte así en un instrumento para la flexibilidad laboral de los trabajadores de ambos países” (Prensa Obrera, 13/7).
 
Las reformas a la baja de los convenios colectivos de petroleros, lecheros y marinos mercantes, la instauración del presentismo entre los estatales, los acuerdos de flexibilidad con el SMATA, la reforma ultraregresiva de las ART y la guerra declarada del gobierno de Macri contra la “industria del juicio” son anticipos en esta dirección.
 
La clase obrera argentina debe tomar nota de esta reforma negrera para preparar los combates por venir.
 
Tomas

jueves, 13 de julio de 2017

AGR-Clarín: lecciones de una gran batalla obrera




Tras 164 días de lucha, 82 de ocupación y 82 de acampe, los trabajadores de Artes Gráficas Rioplatense (AGR-Clarín) resolvimos concluir el acampe, fase final de una lucha histórica que comenzó con la ocupación de la planta. Un grupo de trabajadores continuará el reclamo judicial contra los despidos precarizadores del grupo Clarín. Se agotaron hasta el máximo de las posibilidades los objetivos de continuidad laboral, enfrentando la asociación directa de la patronal y el Estado, y el tenaz aislamiento a que sometió la lucha el conjunto de la burocracia sindical y los medios de comunicación alineados con Clarín, sin distinción ideológica.


La ocupación y la lucha en su conjunto se inscriben en las grandes gestas del gremio, como Fabril, Abril, Atlántida, La Razón, Tiempo Argentino, Interpack (que ocupó por el salario) y del conjunto del movimiento obrero.

La ocupación fue el punto fuerte de un despliegue: los piquetes de fábrica, la campaña de boicot a las publicaciones para que no se impriman y después para que no se compren, la producción de la Viva bajo control obrero, las jornadas nacionales de piquetes, el abrazo a Clarín, por el cual el diario no llegó a la mayoría del país. Las medidas golpearon duramente a un grupo empresario que se pretendía inmune y “refrescaron” ante millones de trabajadores los mejores métodos de lucha de la clase obrera, que harán falta para enfrentar el ajuste en curso. Si el cierre de AGR representa la punta de un iceberg de un ajuste que hoy se replica en Pepsico y centenares de fábricas, la ocupación de la planta mostró que si un puñado de cientos de obreros enfrentaron y golpearon a la empresa más poderosa del país, con apoyo explícito del Estado, qué no podría hacer toda la clase obrera de pie. 

El cierre fue contra un colectivo obrero, que organizado con la Naranja Gráfica había recuperado decenas de conquistas y que con esa unidad dio un combate ejemplar. Pero los ataques a los puestos y condiciones de trabajo no se reducen a las fábricas organizadas con direcciones clasistas ni ocurren sólo con gobiernos de derecha. En AGR conocimos, en 2004, la militarización de la planta y despidos masivos cuando la interna era conducida por la Lista Verde y gobernaba Néstor Kirchner. Un balance de todo el proceso de AGR es fundamental para sacar conclusiones que sirvan al conjunto de la clase obrera.

Macri, Bullrich, Triaca, Clarín,  un solo corazón

Al segundo día de ocupación, enfrentamos una represión ilegal que no logró sacarnos de la planta. Combatimos políticamente los intentos de desalojo y el permanente espionaje del Proyecto X, ahora de Bullrich, durante 82 días, hasta que un brutal operativo con armas de fuego logró el desalojo.

Triaca fue en todo momento el aliado de Clarín. Nunca convocó a las partes, no dictó conciliación, ni exigió recurso de crisis, simplemente se alineó con Magnetto, como un brazo de la patronal. Al contrario, ficcionó reuniones con el solo objetivo de despejar alguna arteria ocupada por los trabajadores en lucha.

Luego de la represión, las mujeres de nuestras familias formaron una comisión para sumar su apoyo organizadamente. En el marco del Ni Una Menos se plasmó otra escala de organización fabril, la de las compañeras, que se sumaron a la lucha dándole una fuerza enorme. La organización obrera había cimentado esta posibilidad desde hace años, pronunciándose en repetidas ocasiones por los derechos de la mujer.

El bloqueo de los grandes medios fue clarificador, abarcó tanto a las patronales progubernamentales como a las “opositoras” de filo kirchnerista. C5N, canal de noticias de Cristóbal López, no envió un móvil en cinco meses de lucha. Al periodista de Canal 26, que sí lo hizo, le levantaron el programa. A la hora de cercar la información sobre la ocupación de una empresa de “medios” quedó al desnudo la única grieta: los trabajadores de un lado y la coalición ajustadora del otro. La solidaridad de los trabajadores de medios garantizó que en los lugares más organizados corriera la noticia que se pretendía tapar, mostrando cómo la libertad de prensa no pasa por la libertad patronal sino por la organización de los trabajadores.

Solidaridad de clase ante la complicidad burocrática

Ante el enorme apoyo obrero y popular desplegamos el método que siempre utilizamos en la planta: el de la deliberación y la democracia sindical con nutridos plenarios obreros. Al apoyo que se daba por abajo se sumó el de los partidos y la izquierda, organizaciones de derechos humanos, abogados militantes, comisiones internas, agrupaciones sindicales y sindicatos combativos como el Sutna, aceiteros y AGD-UBA, que hicieron un enorme esfuerzo para difundir y sostener económicamente nuestro conflicto. Y el gran aporte de 400 artistas convocados por Músicos Organizados y otros sectores. Cabe destacar el enorme despliegue militante del Partido Obrero y del Polo Obrero que garantizaron el apoyo al aguante y la movilización, así como también la comida y la infraestructura hasta el último día. Al margen de militantes de base o algún legislador aislado, el FpV brilló por su ausencia, porque comparte en las provincias y municipios que gobierna el plan de ajuste de Macri y sostiene en los sindicatos la tregua que denunciamos y atacamos.

El conflicto de AGR arrancó un paro en el gremio gráfico que no se convocaba desde hacía 30 años, y otro día una movilización a Plaza de Mayo. Aunque el paro fue decretado con permanencia en los lugares de trabajo (lo que habilitó la presión patronal), la Naranja Gráfica garantizó el acatamiento en decenas de talleres con piquetes, al tiempo que frenó durante meses los trabajos que Clarín imprimía en otros talleres. Sólo Morvillo junto más de 60.000 pesos de fondo de huelga. La lista Verde, en cambio, levantó el paro a las dos horas en Ciccone, estatal, donde más importaba el mensaje a Macri y Triaca. Del mismo modo, tampoco paró la planta de Zepita, donde se imprime el diario Clarín.

El sindicato aportó al fondo de lucha, pero nunca estableció un plan de lucha por AGR ni ninguna medida para que sus trabajos no se hicieran en el gremio. Si los despidos pasan y los conflictos como el de AGR son aislados, es por la política de entrega de la burocracia sindical, expresada al extremo por la CGT y su pasividad ante el ajuste, pero también por quienes se dicen en “la resistencia” y dejan pasar paritarias a la baja.

Algunas conclusiones

Quienes participamos en la lucha de AGR-Clarín llevaremos en nuestro haber una experiencia invaluable para nuestras familias, en trabajos, en el barrio, en los lugares de estudio. Si algo hemos aprendido es a organizarnos junto a nuestros compañeros y dar la pelea, y asociar la lucha sindical a la construcción política de clase.
La toma de AGR se inscribe en un período político de despertar contra la burocracia sindical, que tuvo expresión en la corrida de su propio palco a la CGT. Nuestra lucha servirá como un jalón en la del conjunto de los trabajadores. Para obtener un triunfo definitivo, deberemos unirnos, ya no al nivel de una fábrica, ni un gremio, sino de toda la clase obrera, desterrando a la burocracia sindical, avanzando en la organización con una perspectiva política, con independencia del Estado y las patronales, para luchar por el gobierno de los propios trabajadores.


!Abajo el ajuste y la represión!

Pablo Viñas, secretario general AGR-Clarín

Movilización a Plaza de Mayo contra la represión en Pepsico


Convoca el Encuentro Memoria Verdad y Justicia.

Ya comenzaron a concentrarse los manifestantes y organizaciones que se movilizarán hacia Plaza de Mayo, en repudio a la brutal represión de la policía de Macri y Vidal a los trabajadores de PepsiCo para desalojarlos de la planta que ocupaban en defensa de sus puestos de trabajo.

La marcha en solidaridad con los obreros de la alimentación fue convocada por el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que nuclea a organizaciones políticas, sociales y de Derechos Humanos, y confluye con la ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo.

En la zona de Obelisco y Plaza de Mayo se ha desplegado un fuerte operativo policial.

El Partido Obrero reclama la reincorporación de los compañeros y el juicio político al ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo.