jueves, 5 de marzo de 2009

Lacabril: Huelga y reincorporación

Después de cinco días de un paro total de actividades, reforzado por un piquete en la puerta, los trabajadores de Lacabril lograron que el Ministerio de Trabajo dictara la conciliación obligatoria con el compañero despedido cumpliendo tareas. Este destacado activista estuvo a la cabeza de la organización de la fábrica hace ocho meses, cuando un paro logró la reincorporacón de cuatro trabajadores, la conformación de una comisión interna y, a partir de ese momento, la conquista de importantes reivindicaciones. La empresa intentó imponer el despido: sin causa y por la fuerza. Reforzó la entrada con rejas y contrató patovicas. Los matones, junto a uno de los dueños, agredieron físicamente al despedido, lo que provocó la reacción de los trabajadores que estaban en la puerta junto a compañeros de la Naranja gráfica, de Morvillo, y otras organizaciones solidarias. De nada sirvió la reja, ni el portón cerrado, ni los patovicas. Los trabajadores garantizaron el paro. La burocracia apareció después de seis horas y planteó levantar la medida. El lunes, el piquete se hizo presente desde temprano; garantizó la continuidad de la medida y luego se dirigió al ministerio de trabajo a exigir su intervención en el conflicto. Se arrancó una audiencia para el día siguiente. La burocracia apareció nuevamente 6 horas más tarde desconociendo en todo momento la existencia del conflicto. Lograron que un grupo ingresara pero desistió de operar las máquinas. El martes, la patronal emplazó a la policía para quebrar el paro. Esta vez, la burocracia cayó temprano. ¡Justo a las 8 de la mañana! Otra vez el piquete en la puerta garantizó el paro. Intervino la justicia con la orden de detener a quienes integraban el piquete. Una hora antes de la audiencia, la patronal jugaba, sin éxito, la última carta para desactivar la lucha. El piquete se movilizó hasta la audiencia; otra vez la patronal aprovechó para hacer ingresar a un grupo de trabajadores pero tampoco esta vez logró hacer arrancar ninguna máquina y decidió enviar a los trabajadores a sus casas. El paro había triunfado adentro y afuera. El ministerio dictó la conciliación con el despedido adentro. Gran triunfo. Al día siguiente, el compañero entró a trabajar en medio de una militarización total de la zona. Las bases del gremio gráfico necesita conocer esta experiencia, como está conociendo la gran lucha de Indugraf. Más razones se suman para luchar por un plenario de delegados para apoyar a los talleres en lucha.
Sebastián Rodríguez

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