Un ataque a fondo a la clase obrera
Pongamos en pie al movimiento obrero
Entonado por el resultado electoral y la connivencia de la CGT, y
contra lo que había anticipado en la campaña electoral, Triaca presentó
un proyecto de ley a la brasileña, de 145 artículos que atacan a fondo
los derechos de los trabajadores. Ninguna asamblea obrera aprobaría este
misil antiobrero, que la CGT viene pactando a espaldas de millones de
compañeros. La moneda de cambio del Triunvirato es reforzar el
sindicalismo vertical y patronal, y el manejo de las obras sociales, el
llamado “modelo sindical”, incluido el ataque a los sindicatos de base y
al clasismo. El moyanista Schmid, después de aplaudir el discurso de
Macri en el CCK, dijo que no logra todavía “decodificar” a este
presidente.
La ley destruye pilares como la “irrenunciabilidad”, por lo cual el
contrato de empresa o individual puede traspasar a la baja la Ley de
Contrato de Trabajo.
Estrictamente, deja de haber una ley de contrato de trabajo. El
concepto de “trabajo” abarca por igual al empresario que al trabajador,
borrando todo vestigio de frontera de clase y profundizando el ataque ya
perpetrado por Cristina Kirchner en el Código Civil, al quitar la
prelación del derecho laboral. Se ataca el concepto de que el trabajador
es el eslabón débil de la cadena de explotación patronal. En esa línea
del Código Civil vuelve a profundizar las garantías del régimen de
tercerización, eliminando la responsabilidad solidaria de la empresa
principal.
Pero va más lejos al permitir que el trabajador contrate trabajadores y
más aún, habilita la cuadratura del círculo al permitir el
“monotributista en relación de dependencia”, lo que liquida el concepto
mismo de contratación laboral capitalista. Coloca a ese trabajador como
un paria equivalente al trabajador en negro, pero peor, porque no puede
litigar demostrando el fraude laboral. El fraude es ahora legal.
La burocracia sindical dice resguardar el “convenio colectivo”, lo cual
es falso si ese convenio puede ir a la baja por empresa y hasta en
forma individual, pero además se habilita el ataque más vasto desde la
dictadura para que esos convenios arrasen conquistas centenarias. Estará
permitido extender la jornada hasta 10 horas sin extras, perforando la
histórica ley 11544 de la jornada de ocho horas. Cuando arrecia la
desocupación, se extiende la jornada laboral posible. Ya el reciente
convenio de Atilra, un sindicato con fuerte presencia kirchnerista,
habilitó extras simples en fin de semana, atacando el descanso
hebdomadario de fin de semana.
Se rebajan las indemnizaciones eliminando aguinaldo, extras y otros
pagos en su cómputo, y se habilita a la formación de “fondos de cese
laboral” como el de Uocra, donde el trabajador aporta a su propio
despido. La ley no los impone, pero los habilita, para que las
burocracias comiencen su trabajo de demolición. En esa línea consagra el
“banco de horas”, que no pudo generalizar Menem en los ’90 a partir del
convenio de General Motors. O sea quebrar la jornada, sin extras, que
el propio trabajador autocompensa.
La reducción de aportes patronales progresiva hasta 11.500 pesos en
2022 golpea la recaudación previsional. Su contraparte será la caída del
poder adquisitivo de las jubilaciones (modificación de la movilidad
jubilatoria), la eliminación de los regímenes especiales y la eventual
elevación de la edad más adelante. El “caramelo” del aumento de
licencias por paternidad es una burla, en medio de semejante usurpación
de derechos. El blanqueo laboral, por su parte, es un “jubileo” a los
evasores. Pero, además, fracasó con Cristina, porque rige una ley
idéntica desde 2014.
La presentación de una sola ley ómnibus, centraliza la campaña de
lucha. Dejar el debate de esta ley en manos de los legisladores
patronales de Cambiemos y del pejotismo, que declara subordinar su
accionar a la burocracia sindical entreguista, es un suicidio. Hay que
quebrar el pacto Macri-CGT. El Partido Obrero impulsa inmediatas
asambleas de base y plenarios de delegados con mandato de los lugares de
trabajo, llama a reagruparse a todas las fuerzas combativas del
movimiento obrero para la acción común y que la reforma antilaboral no
pase.
Llamamos a defender a todos los sindicatos inscriptos y a los cuerpos
de delegados y seccionales recuperados, y a todas las organizaciones de
base del movimiento obrero. Un Congreso con Mandato de Bases de todos
los sindicatos argentinos, sin distinción de centrales sindicales,
unificados, debería resolver un inmediato plan de lucha para quebrar la
ofensiva. Nuestros parlamentarios, los que están y los electos, se ponen
al servicio de esta causa suprema de los trabajadores argentinos.
NESTOR PITROLA