La patronal anunció 123 despidos en Donnelley
La crisis que aduce la patronal es una maniobra fraudulenta.
Hay que preparar la huelga y la ocupación de la planta, además de la
movilización de todo el gremio.
La actividad gráfica experimentó en los últimos años un
crecimiento de varios puntos por arriba del promedio de la industria basado en
una enorme precarización, una escala salarial bajísima y un convenio obsoleto.
La edición de diarios, revistas y folletos se encuentra, sin embargo, en
retroceso por el desarrollo de los soportes digitales.
Esta tendencia empuja una reconversión mundial hacia otras
ramas, como la de envases. Varios pesos pesados europeos -por ejemplo, el
consorcio Mayr-Melnhof Packaging- aterrizaron en Latinoamérica “calentando” la
competencia e impulsando una reestructuración general que hoy es acelerada por
la crisis económica.
La Nación, Clarín, Maggio, Celomat, Cortiñas son algunos de
los talleres que sufrieron fuertes recortes con el objetivo de “mejorar la competitividad”
y, en ciertos casos, como en Crónica o Impresores, para quebrar además la
organización gremial.
En este contexto hay que ubicar el recurso preventivo
presentado por la patronal de RR Donnelley y su anuncio de despedir a 123
trabajadores (un tercio del plantel) abonando el 65 por ciento de las
indemnizaciones en cómodas cuotas; además de una drástica reducción de los
salarios del resto.
Donnelley, de capitales yanquis, es el holding más
importante de la industria gráfica de todo el mundo, con centenares de plantas
en varios países y ganancias netas por 220 millones de dólares.
La crisis que aduce la patronal es parte de una maniobra que
involucra al propio Estado -que ya el año pasado le otorgó un subsidio (Repro)
para el pago de salarios, que la empresa invoca ahora como antecedente.
La producción de la planta se derrumbó de 80 a 35 millones
de pliegos mensuales, pero una parte sustancial de los trabajos es desviada
hacia otros talleres. Esta tercerización es una práctica común de las grandes patronales
para torpedear los reclamos y debilitar la organización.
Entre los principales destinatarios de esta operación
fraudulenta se encuentran los talleres de la Red Gráfica de cooperativas ligada
al sindicato (autoflexibilizadas). En el último conflicto de AGR-Clarín se
produjo una fuerte polémica entre la Verde y los activistas, quienes hicieron
piquetes frente a esas plantas para defender su lucha.
Tampoco los “sobrecostos salariales” son reales: Donnelley
está un 40 por ciento sobre los básicos (paupérrimos), pero muy lejos de otros
talleres líderes como Morvillo o Interpack.
El rechazo a los argumentos patronales y la impugnación del
recurso preventivo que presentó la comisión interna están bien, pero no
alcanzan. Los propios términos del proceso administrativo incluyen una
advertencia tramposa: “los trabajadores no podrán ejecutar la huelga u otras
medidas sindicales hasta la conclusión” del trámite. Seguramente, éste sea el
más serio desafío para los compañeros de Donnelley: quebrar la determinación de
una empresa tan poderosa requiere una lucha en regla.
Hay que preparar la huelga y la ocupación de la planta,
además de la movilización de todo el gremio.
La directiva del sindicato se declaró en “estado de alerta y
movilización ante la amenaza de Donnelley o de cualquier otra empresa que
quiera imitarla”, un saludo a la bandera, recordemos que el “preventivo” de La
Nación en 2010 pasó sin la menor respuesta de conjunto.
De inmediato: plenario de delegados para votar la
solidaridad activa del sindicato y un programa contra el ajuste. Ni un despido
más, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, apertura de los
libros para conocer el estado de los balances, garantía estatal de continuidad
productiva y salarial.
La Lista Naranja compromete todo su apoyo a los compañeros
de RR Donnelley en defensa de sus puestos de trabajo.
Miguel Bravetti