jueves, 14 de agosto de 2014

Donnelley: la patronal abandona la planta, los trabajadores la ponen a producir


Los trabajadores gráficos de Donnelley fueron sorprendidos por un “cierre por quiebra” del cual se enteraron por un cartelito de una carilla colgado en el portón de la empresa. Bonito método para dejar 400 familias en la calle. Al otro día, los trabajadores entraron en la planta, virtualmente abandonada.

Previamente, el gobierno de la provincia decretó una conciliación obligatoria mediante audiencia donde no fueron directivos de la empresa, sino un abogado con “mandato por 24 horas”. El grupo empresarial gráfico más grande del mundo hizo las valijas sin dar la cara. El cuerpo de delegados declaró que “ingresaron en la fábrica para cumplir con la conciliación y poner a andar las máquinas y cumplir con los clientes”. Esta ocupación sui generis abre una nueva etapa del conflicto.

Los trabajadores realizaron un acto donde explicaron su decisión de lucha y sus planes de poner la planta a producir. En él, Néstor Pitrola habló indicando que, esa mañana misma, el cuerpo de delegados de Ipesa paró la impresión de la revista Gente, lo que desató el aplauso de los obreros, cansados pero con alta moral. Luego hablamos los delegados de Morvillo y AGR-Clarín, quienes explicaron a la masa de compañeros que hace semanas están rechazando los trabajos que provienen de Donnelley. Una actitud clasista que ya queda incorporada a la mejor tradición de los años ’70. En cambio, en estas semanas previas, una cooperativa que orienta la Lista Verde hizo un trabajo de esa procedencia, situación que debe revertirse dialogando con los compañeros.

Este “cierre por quiebra” fue largamente preparado. El pulpo internacional presentó un recurso de crisis promoviendo 123 despidos, que fue archivado pero alertó sobre los planes empresarios, sin que el Ministerio de Trabajo proceda a abrir los libros de una empresa que ganó muy buena plata en los 22 años que opera en el país.

En los últimos días y semanas, Donnelley agravó las medidas represivas contra los trabajadores -cacheos, etc.-, y rodeó la planta de alambres de púa y rejas.

En oportunidad del modesto aumento de paritarias, la patronal aplicó la primera cuota sobre el básico y no sobre el conformado, profundizando una diferencia salarial importante por debajo de los salarios de la competencia. No se trata, por lo tanto, de una empresa que se va por la “comisión interna radicalizada” como sugirieron algunos medios. El pecado de los compañeros sería haber rechazado el recurso de crisis defendiendo sus familias. Por otro lado, la Faiga, la cámara empresaria gráfica, declara “no hay crisis en el sector” que trabaja al 75% de capacidad ociosa y que se trata de una “decisión de Donnelley”. Por lo tanto, se trata de un vaciamiento.

Demasiado para que el gremio en su conjunto no tome cartas. El sindicato ongarista convocó un plenario, excepcional si se quiere, porque no lo hizo nunca ante grandes conflictos como Atlántida, AGR, Crónica y tantos otros. Pero, a pesar de saludar la conducta “orgánica” de la comisión interna, se opuso a una movilización y a un paro general al primer despido, y llamó a “no hacer las publicaciones en lo posible”. Fórmula ambigua para cubrir que las cooperativas gráficas no siguen esa regla de oro de clase en el gremio, algo que jamás garantizó la burocracia ongarista ante los conflictos, especialmente a fines de los ’80 donde hubo grandes luchas, o ante la histórica ocupación de Atlántida en los durísimos ’90.

Los cuerpos de delegados opositores junto a Donnelley votaron paro general al primer despido y movilización del gremio. Algo que conserva vigencia, porque hay que respaldar a los valientes cuerpos de delegados que vienen aguantando la tensión con las patronales que pretenden hacer trabajos de Donnelley.

A rodear de solidaridad a los compañeros. A unir su lucha con Emfer y Lear en una gran movilización obrera contra los despidos y demás reivindicaciones, y por el inmediato paro general activo de 36 horas.


Sebastián Rodríguez – Pablo Melta, delegados de Morvillo y AGR Clarín

No hay comentarios: