jueves, 27 de noviembre de 2014
Vamos por los bonos y la reapertura de paritarias
El acto del 20N en la Plaza de Mayo convocado por la CTA Autónoma, la CSC-PO y otras organizaciones fue un reflejo de los movimientos que por diversos reclamos -en particular salariales- crecen a lo largo y ancho del país.
Los paros de tres horas -bajo la forma de asambleas, resueltos por los gremios del transporte- se suman al de los docentes bonaerenses (con impacto en el sector privado), al de los bancarios, a las medidas votadas por los petroleros de la Patagonia, al conflicto de Aluar, que terminó arrastrando a un plan de lucha común a los sindicatos nucleados en la CGT de Chubut, Santa Cruz y Río Negro.
No es una casualidad que el sur se haya convertido en un epicentro de los conflictos salariales: según un relevamiento realizado por el Sindicato de Trabajadores Viales de Chubut "una familia de Trelew o Rawson necesita 18.167 pesos para llegar a fin de mes", y los descuentos por ganancias hacen estragos.
Pero la situación es similar en todos lados. Los docentes rosarinos pararon y se movilizaron a la Gobernación de la provincia y los bancarios protagonizaron multitudinarias marchas por la ciudad. La fuerte presión y el malestar reinante terminó imponiendo el anuncio de bonos navideños en siete provincias.
La alta inflación coexiste con una caída económica, que cada día se cobra puestos de trabajo (según datos de la CTA se destruyeron 485.000 empleos desde junio del año pasado) y provoca múltiples conflictos. Lear, Fundición Martínez, Donnelley, Gestamp, Valeo... muchas de estas aguerridas luchas contribuyeron a horadar al gobierno y a poner un límite al ajuste capitalista.
Tregua
Mientras Capitanich y Macri compiten por exhibirse intransigentes ante los trabajadores, el vasto movimiento que hoy se desenvuelve hace crujir la tregua sancionada por toda la burocracia sindical (oficialista y opositora) luego de la huelga general del 10 de agosto. Desde aquel momento, los Moyano, Venegas, Caló y Martínez se concentraron en trenzar acuerdos para una reunificación de la CGT (aún en veremos), dirigida a reforzar su menguada capacidad de contención y su posicionamiento frente a los "presidenciables".
Si algo brilló por su ausencia en los cónclaves sindicales fue la "agenda obrera". La recomposición salarial, el rechazo a la confiscación del impuesto a las ganancias, la resistencia a los despidos y suspensiones, los reclamos por los bonos de fin de año y, sobre todo, por la reapertura de las paritarias; esa agenda obrera se instaló "desde abajo".
La inminencia de las fiestas, que siempre son un registro del deterioro social, obliga a la burocracia a tratar de retomar algún protagonismo, implorando un adicional o que no se considere el aguinaldo en el cálculo del mínimo de ganancias; en el mejor de los casos, magros paliativos que no alcanzan a los millones de desempleados, beneficiarios de planes y "ocupados en negro", sobre los cuales se han enfocado todas las miradas.
Según La Nación, "hay en marcha una virtual reapertura de las paritarias". En realidad es lo contrario, lo que hay es una gran maniobra contra la cuestión clave de la reapertura de la discusión de las escalas convencionales. Esa es la función de los bonos negociados "lugar por lugar" y las sumas puente, e incluso del meneado fantasma de los saqueos.
Algunos gremios como gráficos y telefónicos han solicitado a las cámaras empresarias discutir aumentos (la Federación Gráfica reclama un 12 por ciento hasta marzo, cuando vence el actual convenio), pero no hay plan de lucha alguno.
En el acto del 20 se planteó la perspectiva que defienden el PO y el Frente de Izquierda. "Necesitamos un Confederal de todos los sindicatos argentinos, con mandato de asambleas de trabajadores, para poner en pie al movimiento obrero, con un programa, con un plan económico que arranque de los intereses de la mayoría laboriosa. No podemos sentarnos a esperar a los Scioli, a los Massa, a los Macri, a los Cobos o a los Binner. Si el movimiento obrero sale a quebrar el ajuste, reforzamos una alternativa de los trabajadores para que la crisis la paguen ellos", planteó Néstor Pitrola desde el palco.
Miguel Bravetti
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