jueves, 15 de febrero de 2007
POR UNA PARITARIA "DESDE ABAJO"
El gobierno dibujó escandalosamente el índice de inflación - luego de despedir a la directora del INDEC - para ponerle un techo a los reclamos salariales. Pese a las declaraciones de Moyano sobre la “libertad de negociación” es sabido que la CGT ya acordó con el presidente las pautas con que se manejarán las próximas paritarias (a cambio de, entre otras cosas, lugares en las listas electorales).
La proximidad de la paritaria gráfica coloca en discusión otra vez algunas cuestiones fundamentales:
En primer lugar el método de esa paritaria; es decir si como siempre serán los “dirigentes” quienes decidirán nuestro salario y condiciones laborales sin ninguna consulta o si le corresponderá a la base y al cuerpo de delegados debatir y resolver.
Y en segundo lugar el contenido de la negociación; o sea si la paritaria se reducirá a un “trámite” para formalizar pequeños ajustes pautados de antemano o representará la oportunidad de luchar por un verdadero aumento y el mejoramiento de las condiciones de trabajo.
Por un aumento del 50 por ciento
Desde el 2001 los salarios gráficos cayeron estrepitosamente, en primer lugar como consecuencia de la devaluación y luego por efecto de las “clausulas de absorción” incluidas en los sucesivos acuerdos que permitieron a las patronales ir descontando los incrementos de los básicos de los ítems adicionales y pagos en negro que se cobraban en la mayoría de los talleres (recordemos que las escalas no se movieron por casi una década). Con la excepción de unos pocos talleres más organizados el resto quedó virtualmente “congelado” o recibió una fracción de los aumentos; empresas como AGR – Clarín o Ciccone que antes casi duplicaban las escalas hoy se ubican apenas por encima.
Hasta aquí las paritarias han servido entonces para empujar el promedio salarial hacia abajo, colocando a la mayor parte del gremio en torno a una escala de “subsistencia” que arranca en 1.020 pesos y llega - para la categoría 10 que supone años de oficio - a escasos 1.780 pesos, muy lejos de los 2.400 que marca la estadística oficial como el valor de la canasta familiar.
La lucha por revalorizar el trabajo gráfico requiere un esfuerzo de conjunto, superar los reclamos atomizados por taller y poner a todo gremio “en tensión” por un aumento del 50 por ciento en la perspectiva de alcanzar un mínimo igual a la canasta familiar, que es lo que correspondería. La Lista Naranja proponer llevar este planteo al debate de las asambleas de fábrica.
Las condiciones de trabajo
Un segundo aspecto a encarar son las condiciones de trabajo. Luego de cuatro años de publicitada reactivación la explotación de la mano de obra es más intensa que en el pasado. La producción se ha multiplicado con casi nula inversión y creció el trabajo precario – impulsado por las patronales y el gobierno y consentido por las burocracias sindicales. En nuestro gremio hay más de diez mil compañeros contratados, muchos de los cuales están hace años “en período de prueba” o como “eventuales”, dos variantes muy extendidas de fraude laboral, sin que el sindicato haya movido un dedo para modificarlo.
La cuenta de retrocesos en materia de conquistas es interminable: se perdió la insalubridad en Tintas, en los Diarios ya casi no se respetan las jornadas reducidas, en grandes empresas como AGR se violan los descansos de sábado y domingo, no se cumple la prohibición del trabajo nocturno para las mujeres, en infinidad de talleres la jornada legal de ocho horas y el pago de los porcentajes por extras son recuerdos y las condiciones de higiene y seguridad son pésimas.
Un capítulo especial lo merece el abandono de las categorías, que no se tocan desde el ´75 (pese al compromiso de readecuarlas a mediados del año pasado). En una industria con gran reconversión tecnológica semejante “agujero” es un crimen; encuadernadores de trilateral, preprensa de CTP, rotativas de ocho cuerpos o controles de calidad por ejemplo carecen de cualquier referencia convencional, lo que permite que las patronales digiten categorías y funciones como se les cante.
Hay que promover una amplia discusión y reunir a las comisiones de rama, electas por asamblea como marca el estatuto del sindicato, para elaborar un anteproyecto que readecue todas las categorías y establezca qué funciones corresponde a cada una.
Un programa para las paritarias
En contraposición con lo que viene ocurriendo hasta ahora, en que la directiva, en el mejor de los casos “informa” a un puñado de delegados sobre lo ya resuelto, proponemos un programa y un método para encarar una genuina discusión paritaria con plena participación de la base.
La Naranja Gráfica exige que las bases discutan y resuelvan, para convertir a la paritaria en una instancia de movilización del conjunto del gremio por nuestras reivindicaciones, impulsando asambleas en cada fábrica para elaborar un pliego cuyos ejes deben ser la recuperación de la insalubridad para Tintas, el ordenamiento de las categorías, la efectivización de todo el personal contratado con más de tres meses de antigüedad y un aumento general del 50 por ciento. Asambleas para votar paritarios por rama y plenarios del cuerpo de delegados son exclusiones de ningún tipo.
Para que el convenio no sea un papel impreso sin correspondencia con la realidad como lo es hoy para gran parte del gremio el sindicato - junto al cuerpo de delegados – debe encabezar una campaña y recorrer cada lugar de trabajo fiscalizando la aplicación efectiva e inmediata del convenio; realizando allí donde haya irregularidades asambleas del personal con presencia de delegados de otros talleres para votar las medidas de lucha y acciones legales necesarias para que las empresas respeten el convenio colectivo.
En síntesis: partiendo del estado de desorganización actual proponemos un mecanismo para poner en marcha a todo el gremio y culminar en una gran asamblea general de bases que refrende un anteproyecto elaborado desde abajo y vote el plan de acción para imponerlo.
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