Al cabo de casi dos meses de su comienzo, el ritmo del conflicto de Indugraf se ha vuelto vertiginoso. La confirmación del pedido de desalojo por parte de la Fiscalía Contravencional Nº 10 -dispuesta en el marco de la causa por usurpación iniciada por la patronal- choca con la decisión unánime de los trabajadores de resistir.
El domingo 24 por la tarde, más de mil integrantes de organizaciones obreras y barriales se acercaron a la puerta de la empresa para acompañar a los ocupantes. También llegaron decenas de adhesiones y pronunciamientos de agrupaciones sindicales, partidos de izquierda, centros de estudiantes, organismos de derechos humanos y personalidades.
Días antes, una conferencia de prensa en el Bauen anunció la presentación de un proyecto de expropiación patrocinado por la diputada de Ciudad Liliana Parada, que se une al trámite de inscripción de la cooperativa "10 de Diciembre" ya resuelto.
El Estado con los vaciadores
Aunque han quedado abiertas varias puertas, consecuencia de las numerosas acciones de presión sobre el Estado (se ha elevado una propuesta para imprimir textos para el Ministerio de Educación o en el Gobierno de la Ciudad), hasta el momento no hay nada concreto. Lo mismo ocurre con la semi-promesa de un subsidio para abonar los salarios adeudados deslizada por el Ministerio de Trabajo.
El poder político se niega a apoyar la continuidad productiva de la empresa que proponen los trabajadores. En cambio, subsidia a las patronales que las suspenden y promueve el congelamiento salarial.
La "autogestión" que impulsan los trabajadores, como alternativa al lock-out patronal, exige el apoyo económico del Estado.
Todos al plenario del sábado 31
Miguel Bravetti
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