miércoles, 25 de abril de 2012

Naranja-Bordó: 38 por ciento en los talleres, 30 por ciento en la general

LA ELECCIÓN GRAFICA ABRE UNA NUEVA ETAPA
 El 29,6 % en la general que oficialmente obtuvo el frente Naranja-Bordó significa, desde cualquier mirada, una enorme votación; más aún si se tiene en cuenta que se trata de un gremio industrial de alta inestabilidad laboral y que una parte de las urnas quedaron fuera de todo control (ya sea porque no llegaron los fiscales o porque no se les permitió actuar). Representa un crecimiento de casi el cuarenta por ciento con relación a la elección anterior de acuerdo a las cifras reconocidas por la propia burocracia: un avance notable del clasismo en el gremio gráfico que sin embargo solo nos permite consagrar seis congresales titulares, único reconocimiento de las minorías de acuerdo a la Ley de Asociaciones Sindicales. Pero el dato que políticamente interesa, a la hora de investigar la tendencia oculta bajo los números, es el resultado en aquellos lugares que sí fueron fiscalizados. Aquí nuestro porcentaje se eleva al 37,6 por ciento, con picos muy altos en aquellas grandes plantas que ya dirigimos: AGR-Clarín, Ipesa, Donnelley, Morvillo, Interpack 1, y sobre todo World Color donde la Verde solo obtuvo 6 votos contra 155. Computando los fiscales - que votaron en otras urnas - talleres como Interpack I, Morvillo y Donnelley tuvieron votaciones plebiscitarias. También ganamos por muerte en Romi, en Teby y en Printpack. Son significativos los triunfos en Cedinsa, porque muestra una consolidación del sector clasista de la interna, y en Balbi, donde días antes nuestros candidatos conquistaron el cuerpo de delegados. Fiscalizamos el 84 por ciento de las urnas 
La batalla desplegada, en especial por La Naranja, que impuso una cantidad de condiciones a la Junta Electoral y estuvo a punto de suspender la elección en la Justicia, no alcanzó para desarmar del todo el entramado del fraude. Un factor decisivo fue la no acreditación – sin explicación alguna - de más de 50 fiscales de una importante nómina de 260; esa reducción de fiscales nos restó varios puntos porcentuales. Tengamos en cuenta que nuestros compañeros debieron resignar el día, premios y no contaron con licencia gremial (un “problema” que no tuvieron los presidentes de mesa y fiscales del aparato sindical). En el conjunto de empresas donde no hubo fiscales del frente la votación se derrumba ¡del 38 al 6,27 por ciento! La diferencia mide la magnitud del fraude que pudo ser limitado por la acción denodada de los militantes de ambas agrupaciones: la Naranja cubrió 85 talleres y la Bordó 48; sin fiscalización quedaron 25 fábricas. Controlamos el 84% de la elección fabril y nos arreglamos para monitorear las 22 urnas de sede y jubilados. Recibimos denuncias de parte de obreros de Cooperativa el Sol, donde no se pusieron las boletas nuestras y de Talleres Gráficos Santa Fe, donde se hizo figurar el voto de personas que no fueron a trabajar el día de la elección. En 11 talleres en los que no hubo fiscales tuvimos cero votos, lo que es inverosímil de acuerdo a la tendencia global de la elección. 
La Verde ganó pero cayó 
Un factor que incidió en la caída de la Verde fue la abstención de los jubilados que pasaron de 606 hace cuatro años a 252. El voto “con los pies” de los jubilados expresa el derrumbe de la Obra Social Gráfica, una realidad que estará muy presente en el futuro inmediato de los gráficos y de la burocracia ongarista, puesto que allí están bajo la mira de la justicia y han tenido sus mayores purgas y crisis interiores. Algo similar ocurrió en Clarín-Zepita dónde votaron 105 trabajadores (14% a la Naranja), sobre más de 250 empadronados. Contradictoriamente, la situación terminal que padecen los trabajadores de la obra social (cobran en varias cuotas, se los persigue y despide y ahora sin dudas sufrirán un nuevo recorte) no se reflejó en la elección; se repitieron exactamente los mismos resultados que en el 2008. La presión patronal que inhibió el voto Naranja-Bordó en muchos lugares se expresó aquí en toda su magnitud. La Verde sacó una amplia ventaja en casi todas las cooperativas, con excepción de Coogtal (aquí el horario de apertura establecido era las 8.00 pero un trabajador nos advirtió que irían a las 5.00; gracias a eso pudimos llegar a tiempo y asegurarnos un resultado del 35 %). Las cooperativas - como en un sentido ocurre hoy con Ciccone - dependen de los subsidios del gobierno kirchnerista, que distribuye como patrón de estancia el propio sindicato, como pudimos comprobarlo en la gran lucha de Indugraf. No obstante se hizo una votación interesante en Cooperativa Patricios con el 30% de los votos. La Naranja-Bordó ganó en 21 talleres, y logró virtuales empates en otros 13; hay que destacar por su importancia el 42 % obtenido en Impresores, el 37% en Celomat 1 y La ley y el 29% en Zaniello (aquí, en el 2008, nos impidieron el ingreso y perdimos 74 a 0). Estos guarismos representan un soberbio punto de reagrupamiento. Algunos talleres que se ganaron en 2008 ahora retrocedieron; tal es el caso de Farmográfica, Pesout o Anechinni, indicando la dificultad para estructurar cuerpos de delegados clasistas que hemos tenido en ellos. En otros, sufrimos despidos de activistas fundamentales, como Cotigraf, donde no obstante retuvimos un 42 por ciento. Promesas de campaña 
Retomando la cuestión de la realidad que se asoma bajo la cifra electoral es evidente que el activismo joven, combativo - y creciente - se inclinó mayoritariamente hacia la Naranja-Bordó mientras que una fracción silenciosa votó en forma conservadora. Esto fue así por efecto de la regimentación patronal en algunos casos, en muchísimos casos valiéndose de los delegados como herramienta de esa regimentación, y en menor medida por la “esperanza” en alguna promesa de campaña como la mejora de las categorías o un aumento salarial, que nunca vendrá. En esta línea, la Verde se lanzó la última semana a realizar asambleas en varios talleres para repudiar “el 25 por ciento en tres cuotas ofrecido por los empresarios” y prometer un 31% en dos cuotas. Sin embargo la federación de sindicatos del interior (Fatida) ya firmó el acuerdo con la misma cámara patronal así que con seguridad esa será la cifra final (que el ongarismo achacará a la entregada de la Fatida). Sin hacer la cuenta se puede asegurar que el prorrateo del acuerdo se ubica dentro del tope del 20 por ciento anualizado establecido por CFK; como viene siendo en cada paritaria. Es evidente que apenas se disipe su euforia, los Verdes tendrán que afrontar la exigencia de la base, como ya pasó en una reunión reciente de la propia tropa oficialista. La necesidad de enfrentar unida a la Naranja-Bordó coadyuvó a la presentación de una lista Verde única con Ongaro de 87 años a la cabeza, pero no resolvió el cuadro de enfrentamientos internos. La bancarrota de la obra social, que es i-le-van-ta-ble, la paritaria y la defensa del cuerpo de activistas que pugnan por nuevos cuerpos de delegados, serán dos campos de lucha inminentes en los que se apreciará la verdadera relación de fuerzas que existe entre la burocracia en decadencia y el clasismo en ascenso. 
Miguel Bravetti

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