El segundo plenario general por la paritaria aprobó por mayoría el preacuerdo con la cámara empresaria consistente en un 27 por ciento (mentiroso) en dos cuotas: 15 por ciento de abril a julio y 12 hasta marzo; el anualizado da 23 por ciento. Según se dijo, la Faiga pretendía introducir una cláusula que sujetara el porcentaje a la aceptación del Ministerio, cosa que fue rechazada.
La reunión fue un poco más numerosa que la anterior y siguió una tónica similar. El debate se polarizó en torno a la moción de La Naranja -secundada por la Bordó- que trasladó el mandato de las asambleas de una hora por turno de la semana pasada. En Interpack, AGR-Clarín, Morvillo, Impresores, Donnelley, World Color (que habían defendido el reclamo del 35 por ciento en un pago) se consensuó unificar en torno al 30 resuelto por la mayoría del cuerpo de delegados, a condición de que sea sin cuotas ni sumas no remunerativas, e impulsar un plan de lucha para alcanzarlo.
Una de las razones esgrimidas por la mesa para pedir la aprobación fue que la firma de varios convenios pesados en torno del 24 por ciento por estos días condicionaba más la negociación. Ello tiene una incidencia, pero la forma de contrarrestar esa presión adversa pasa por movilizar al gremio. La clave de una negociación es explotar la relación de fuerzas que depende de múltiples factores, uno de los cuales (y no el menor) es la lucha de los trabajadores.
Un curioso argumento que se escuchó buscando refutar los reproches por la miseria de la escala gráfica es que “ningún salario es justo”, de donde resultaría que todo es relativo a qué se lo compare. Correcto: el horizonte histórico de la clase obrera es terminar con el sistema de salarios, pero… hay salarios más injustos que otros. Una “medida relativa” bastante adecuada es la canasta familiar, que hoy ronda los 8.000 pesos, mientras nuestra categoría 1 está en la mitad.
Los pocos oradores “verdes” que intervinieron sumariamente repitieron un discurso calcado: “a favor del 27 por ciento en dos cuotas y pedido de pasar a votar”. Algunos incluso dijeron tener un mandato. Pero el preacuerdo que fue presentado al plenario se alcanzó con la cámara poco antes; entonces, ¿cómo sabían las asambleas de la semana pasada que el ofrecimiento era este? Obviamente los mandatos eran truchos.
El evidente apuro en clausurar la discusión obedeció a la preocupación de que se dividiera el campo de los verdes. Un delegado de FP planteó agregar una suma para fin de año y los de Cedinsa seguir reclamando el 30, aunque “sin paro ni movilización”.
Nuevamente, introdujimos en el debate cuestiones que son muy sentidas por el conjunto del gremio y que no figuran en la agenda oficial. Los delegados de Donnelley explicaron su plan de lucha por mejorar la seguridad de la planta y AGR informó sobre el encuentro convocado por el Sutna-San Fernando, llamando a participar de la movilización contra el saqueo impositivo al salario y la universalización de las asignaciones familiares.
La realización de los dos plenarios de delegados fue una inocultable conquista del clasismo de una docena de talleres. Sabemos que un sector patronal decidió estirar la oferta para evitar un reguero posterior de conflictos fabriles.Nuestra intervención marcó una orientación alternativa, fundamentada y defendida con mucha altura por varios compañeros, que fue respaldada por algo más de un tercio de los presentes.
Miguel Bravetti
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