El jueves 3 de octubre la patronal de
Cedinsa anunciaba mediante un comunicado al personal que no disponía de los
fondos para pagar los sueldos, que estaba haciendo todas las gestiones posibles
para conseguirlos pero la fecha de cobro era incierta. Frente a esto los
trabajadores reaccionaron con un paro general, lo cual en principio parecía una
acción de lucha exagerada dado que la patronal tenía legalmente tiempo hasta el
lunes para pagar, pero luego la realidad mostraría que la medida fue un gran
acierto.
El viernes a la mañana el director general
de la empresa convocó una reunión con todos los trabajadores, en la que empezó
explicando por que se habían llevado todo el sector administrativo de la
empresa, lo que dejó en evidencia una crisis muchísimo mayor que un simple
atraso con el pago de los sueldos. El argumento de la “mudanza” fue una
supuesta auditoria pedida por un comprador brasilero para ver si “dan los
números” para comprar la empresa.
La explicación del director general en
lugar de clarificar la situación sembró mucha más incertidumbre, por lo que se
votó en asamblea mantener la huelga general, hacer la denuncia por vaciamiento
en el ministerio de trabajo y hacer guardia el fin de semana para bloquear la
puerta para evitar la salida de mercadería o maquinaria.
El día lunes mientras se fijaba una
audiencia en el ministerio para el jueves a la mañana los rumores de venta o
cierre continuaban, ante esto los trabajadores resolvieron en asamblea por unanimidad un plan de lucha que consiste
en recorridas con el fondo de huelga, una movilización a las oficinas del
presidente del grupo OCSA (dueño de Cedinsa), una movilización al Ministerio de
Trabajo de Vicente López y exigirle al Sindicato Gráfico un plenario de
delegados urgente para discutir el apoyo a la lucha de los trabajadores de
Cedinsa. Al panorama incierto planteado por la patronal los trabajadores de
Cedinsa le contraponen la unidad y una gran firmeza y disposición de lucha.
Federico Fabrini
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