La Naranja se movilizó contra una asamblea trucha
La Asamblea General Extraordinaria, convocada entre gallos y
medianoche, con un temario “inviolable” de sólo dos puntos -duplicación de la
cuota sindical y compra de inmuebles- y en un horario imposible para la inmensa
mayoría de los gráficos que trabajan, fue una muestra fiel de los métodos y la
política del ongarismo.
En el último plenario de delegados, el oficialismo rechazó
el planteo de la Naranja de volcar los recursos organizativos del sindicato
para reclamar el 35% de aumento; tampoco hizo nada para defender la unidad de
la negociación salarial (la rama Diarios terminó arreglando por mucho menos que
el resto) ni para luchar contra la confiscación del impuesto a las ganancias.
Ahora, con el único fin de incrementar la recaudación
propia, ponen los micros y desempolvan los bombos; y no por un arrebato
democrático, sino por una necesidad estatutaria que -dicho por los propios
convocantes- “no lograron esquivar”.
¿Plata para qué?
Dicen que la mayor recaudación se invertirá en beneficios
para los afiliados, como la eliminación de aranceles para algunos servicios
médicos. Pero el verdadero propósito es: 1) cubrir en parte el déficit
corriente de la obra social, volcando compulsivamente aportes de los que
optaron por pasarse a otras prestadoras, hartos de la pésima atención y la
falta de respuestas de la nuestra; 2) relanzar una política “clientelar”
consistente en premios y favores pagados con el dinero de todos, pero
distribuidos discrecionalmente para restablecer la resquebrajada red de “lealtades”.
Otro de los objetivos es la compra de una casa y la ampliación del `trabajo
gremial` en la zona norte (preocupados por el avance de la oposición).
Impugnación y movilización
La Naranja distribuyó una declaración a todo el gremio,
denunciando este manotazo contra el bolsillo de los gráficos. Además, reclamó
mediante carta documento a la directiva que se modifique el horario y se
disponga el cese de tareas, de manera de posibilitar la más amplia concurrencia
de los afiliados. También propusimos que se incluya en el temario el punto de
la solidaridad con la lucha de Impresores.
Ante el silencio oficial, presentamos una impugnación a la
Dirección de Asociaciones Sindicales y nos movilizamos el mismo día de la
convocatoria a la sede de Callao al 100. Doscientos compañeros de AGR-Clarín;
Morvillo, Interpack, Ipesa, Cedinsa e Impresores entre otros, protagonizamos
una ruidosa acción de protesta cortando la esquina de Rivadavia primero y el
frente del Ministerio después, rodeados de un desmesurado despliegue represivo.
Allí fuimos recibidos por autoridades de la Dirección, a quienes entregamos un
petitorio con más de quinientas firmas reunidas en apenas 24 horas. Fue notoria
la ausencia de la agrupación Bordó, a la que invitamos a ser parte de la
movilización.
Por una verdadera asamblea general
Sin la participación de la oposición (que correctamente no
se prestó a esta maniobra fraudulenta) la “asamblea general” fue sólo un
trámite; unos 400 asistentes, entre empleados de la clínica y del aparato,
jubilados, cooperativistas y una parte del cuerpo de delegados, despacharon por
unanimidad y sin debate la única moción; apenas un informe inicial y algunas
intervenciones de apoyo, y a casa.
Rechazamos este curso, y llamamos a toda la base gráfica a
repudiar la tentativa de “ajustarnos” los salarios por la vía de un mayor
descuento. Exigimos una verdadera asamblea general, democrática y sin patotas
ni agresiones, que permita la participación y el debate de todos los afiliados,
y con un temario que responda al interés genuino de los trabajadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario