lunes, 28 de octubre de 2013

Cedinsa:


Se dictó la conciliación obligatoria.

El Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria que obligó a la patronal a pagar la totalidad de los salarios y retomar la producción. Un respiro  luego de quince días de ocupación y movilizaciones que sin embargo puede ser funcional a los planes empresarios. 
El argumento esgrimido por la patronal es que Cedinsa es “inviable” y propone una reorganización que empezaría por desprenderse de la mitad del personal a bajo precio. Si la maniobra consiste en enfrentar a los trabajadores “cara a cara” con un cierre repentino para hacer pasar los despidos, bajo la forma de retiros voluntarios u otra, la conciliación no sería necesariamente un obstáculo. Incluso podría darle a la empresa un margen para continuar con el vaciamiento.
Poco antes del cierre se retiró toda la documentación administrativa e incluso las computadoras (con el pretexto de una auditoría). Está claro que esa información, que seguirá en poder de la patronal pese a la orden de “retrotraer” las cosas, es clave para conocer la realidad financiera y productiva de Cedinsa.
Solo en base a esos balances - pero no solo los del último año sino los del tiempo en que se la llevaron “con pala” porque de ese fondo de ganancias acumuladas deben salir los recursos para asegurar la continuidad - podrían sacarse conclusiones y elaborarse, de ser necesario, un proyecto de reconversión que no perjudique a los trabajadores.
¿Cuáles son los costos de producción? ¿Cuál es la expectativa de rentabilidad? ¿Cuál es el nivel salarial de directores, gerentes y jefes? Si corresponde un recorte hay que empezar por ahí.
El otro aspecto fundamental es que Cedinsa no es un “bolichito”  sino que forma parte de OCSA, un holding que provee alta tecnología para el control de tránsito al gobierno de la Ciudad, entre otros. En última instancia es este Grupo quién debe realizar las inversiones requeridas para mantener la fuente de trabajo de las más de cien familias.
Una salida que preserve los puestos y condiciones laborales dependerá del desenvolvimiento del plan de lucha; de la ampliación del fondo de huelga, la difusión pública y la movilización. La política de “hechos consumados” que quiere imponer la patronal se puede quebrar solo con una orientación adecuada y con la más férrea unidad obrera.

Las próximas elecciones de delgados que tendrán lugar en dos semanas deben ser un terreno para reafirmar este criterio. La comisión interna  que se elija debe reflejar la relación paritaria que existe entre la actual conducción Verde y la oposición Naranja e integrarse en una dirección común, compartida, que se apoye en mandato inviolable de la asamblea de base. 
Miguel Bravetti

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