Al filo del vencimiento de la conciliación obligatoria el conflicto sigue en fojas cero. La empresa no devolvió los trabajos y las máquinas continúan paralizadas.
En las sucesivas audiencias en el Ministerio de Trabajo la patronal ratificó su decisión de bajar las persianas. La alternativa que propone es ceder las instalaciones para que se constituya una cooperativa, pero solo con una fracción de los 280 trabajadores que recibieron el telegrama de despido.
El sindicato, fiel a su tradición, se limita a “acompañar hasta el cementerio”; rechazó cualquier planteo de movilizar al gremio y por supuesto de llamar a un paro para enfrentar este cierre, que es parte de la ofensiva general que ya se cobró más de mil puestos de trabajo gráfico.
Mientras en AGR y en Ipesa se impidió que se tomaran clientes de WC (exponiéndose a fuertes represalias) y en Morvillo incluso se frenaron dos trabajos que la patronal intentó meter mediante una maniobra, la producción se está imprimiendo en Maggio, Casano y otros talleres, sin que la directiva mueva un dedo, a pesar de la promesa de velar por que eso no ocurra.
Tergiversando la realidad, en las actas de las audiencias la “parte sindical”, es decir la burocracia y la interna de WC, sostiene que la producción se hace en Morvillo. Es parte de un operativo muy burdo para dividir y debilitar la lucha de WC, a cuyos delegados reclamaron a gritos en el último plenario “que en encuadren con el gremio”.
Este encuadramiento supone no chocar con el Ministerio, no denunciar la complicidad del Gobierno con la sangría industrial - que sería consecuencia de la acción de “empresas extranjeras buitres” - y abandonar cualquier exigencia de una acción de conjunto.
La orientación que han adoptado los dirigentes de WC se adapta a la presión de la burocracia. Pese a nuestra insistencia rechazaron una movilización al sindicato para exigir la huelga y la organización de piquetes sobre los talleres a los que desvía su producción.
Reducir el problema al paro en Morvillo, como vienen haciendo, con el argumento de que se trata de la misma patronal (y digámoslo de paso, de forma harto provocadora) no solo es divisionista, es suicida.
La asamblea general de Morvillo exigió por escrito a la directiva que rectifique la acusación indirecta contenida en las actas del Ministerio; además de que “active los mecanismos necesarios para enfrentar el carnereaje de la lucha de Worldcolor” y “la inmediata convocatoria a un paro de gremio y plan de lucha para enfrentar el ajuste del gobierno y las patronales”.
La denuncia empresaria por el bloqueo motivó la intervención de una fiscalía y un enorme dispositivo represivo de tropas del GAP; frente a esto los trabajadores de Morvillo votaron el paro y la exigencia del retiro de la policía. Un gran ejemplo de conducta unitaria que una orientación rastrera de la burocracia impide aprovechar para encarar una situación muy delicada.
Miguel Bravetti
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