La política “suicida” y “criminal” de la Bordó-PTS
Mientras se realizaba una audiencia en el Ministerio de Trabajo – en la que la patronal ratificó el despido de los 280 trabajadores - la infantería desalojó violentamente el piquete que un grupo de trabajadores de WorldColor mantenían frente a la planta de Morvillo.
Los delegados de Morvillo, fieles a los principios de clase, pararon la planta desde que se desplegó el dispositivo policial el día anterior, salieron luego a enfrentar el desalojo y terminaron, todos ellos, con lesiones. La asamblea repudió la represión y ratificó la exigencia al sindicato de que lance un plan de lucha del gremio.
Miopía
Hace tiempo advertimos a la interna de WC sobre los rumores de cierre, coincidentes con varios indicios como la falta de inversión y el desvío de producción.
En marzo la patronal no pagó los salarios, lo que motivó un paro; en solidaridad los compañeros de Morvillo frenaron trabajos de Pilar. Sin embargo nuestros llamados a prepararse para un ataque mayor fueron desestimados con el argumento de que “eran solo maniobras para embarrar la paritaria”. El boletín de febrero de La Naranja, en cambio, difundió al conjunto del gremio la posibilidad de un conflicto importante en WC.
Claudicaron a la burocracia
Ante nuestra insistencia se realizó una reunión para discutir una acción común, que fracasó, porque la Bordó puso como condición oponer al vaciamiento de WC la huelga en Morvillo; algo que nosotros rechazamos.
Semejante política es “suicida”, porque la única chance de revertir el cierre es la lucha general del gremio contra el ajuste generalizado que se está ejecutando, y “criminal” porque el paro en Avellaneda, bajo estas condiciones y aislado de cualquier plan de conjunto, solo conduciría a una derrota segura también a Morvillo.
Como consecuencia, dieron la espalda a la masiva movilización de cerca de 400 gráficos al sindicato, impulsada por La Naranja, en reclamo de un plan de lucha.
En el plenario de delegados que se hizo posteriormente nuestro planteo fue 1) que el sindicato garantice que nadie imprima los trabajos de WC y 2) un paro con movilización a la Faiga y al Ministerio, apuntando a la responsabilidad política del gobierno en asegurar la continuidad.
En contraste la Bordó se limitó a defenderse tímidamente de los ataques de la Directiva que le reclamó “ser orgánica" (¡!). La respuesta que dieron fue invitar al Secretario de Organización a una asamblea en la planta al día siguiente para discutir el conflicto.
Una política de conjunto
El día del cierre de la planta, la asamblea general de Morvillo votó nuevamente reclamar al gremio un paro y plan de lucha. Una delegación llevó esa noche la moción a Pilar. Nunca recibimos respuesta.
Tampoco al planteo de bloquear en conjunto los talleres en donde se siguieron haciendo y se hacen trabajos de WC (Maggio, Casano, etc.). Los únicos que rechazaron sistemáticamente este “carnereaje” son aquellos cuyas internas perteneces a La Naranja: AGR-Clarín e Ipesa y desde ya Morvillo.
Lejos de resaltar esta conducta clasista, la interna de WC junto a la burocracia, manifestaron en las actas de las audiencias que sus trabajos se desvían hacia Morvillo; una falsedad absoluta, funcional a la burocracia, que además fue acicateada desde el comienzo por el PTS a través del sitio virtual "Izquierda Diario".
La Naranja convocó a la interna de WC a participar de la movilización que impulsamos junto a los trabajadores de Prensa, al Ministerio de Trabajo por la crisis de la industria editorial.
En síntesis: confirmando la línea de adaptación a la burocracia seguida en el conflicto de la ex Donnelley, la Bordó-PTS desechó toda acción general, de cara al gremio y al gobierno, y cualquier iniciativa que no encaje en el enfoque “anti-buitres”, compartido con el ongarismo. Su estrechez de perspectivas queda patentizada en que no hubo una sola publicación de la Bordó para el resto del gremio, difundiendo al menos, el conflicto. Ante la parálisis inevitable a que conduce esta orientación (de la cual es bien consciente la burocracia) su único planteo se reduce a machacar con “que pare Morvillo”.
Hay que redoblar los esfuerzos para impulsar al gremio a la lucha contra los despidos y los cierres.
Miguel Bravetti- Pablo Viñas- Sebastián Rodríguez
Tras la represión, un salto en las provocaciones
Tras la represión, la Bordó-PTS salió a inundar las redes sociales acusando a los trabajadores de Morvillo - y en especial a su comisión interna - de ser “cómplices” de la patronal. ¡Llegan al extremo de decir que el operativo de desalojo fue combinado con los delegados de Morvillo y que las heridas que recibieron enfrentando a la policía son parte de una simulación!
Más allá de la confusión o la desesperación que pueda reinar en la base estamos sin dudas ante un caso de descomposición política aguda de una dirección. La sarta de mentiras y calumnias que ha hecho rodar “por lo bajo” es propia de una secta en avanzado estado de podredumbre.
Su seguidismo a la burocracia dejó a la Bordó atada de pies y manos; incapaz de reclamarle al gobierno - que terminó reprimiéndola- e incapaz de denunciar a la Verde - que dejó correr el carnereaje y se negó sistemáticamente a discutir un plan de lucha del gremio- buscan ocultar su impotencia atacando a los trabajadores que más solidarios fueron con el conflicto de WC.
Miguel Bravetti- Pablo Viñas- Sebastián Rodríguez
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